BIOGRAFÍA DEL BEATO JUAN MARTÍN MOYE



Nació el 27 de enero de 1730 en Cutting (Francia). Era el sexto de una familia de 13 hermanos. Sus padres le iniciaron en el conocimiento y experiencia de Dos, el amor a los pobres y la devoción a la pasión de Cristo. Fue ordenado sacerdote el 9 de marzo de 1754. Se dedicó preferentemente a predicar misiones populares, y así comprobó la necesidad de instruir y educar íntegramente a los niños y jóvenes abandonados en la campiña lorena. El 14 de mayo de 1762 abrió la primera escuela. Así nació la Congregación de las Hermanas de la Providencia, a quienes recomienda "abandono en Dios", "pobreza, sencillez y caridad". A los 38 años ingresa en el seminario de misiones extranjeras de París. Fue enviado a China, a donde llega el año 1771. Sus largos viajes, sus penalidades apostólicas, las torturas físicas que tuvo que sufrir como testigo del evangelio le condujeron a un mayor abandono en la Providencia. El año 1784 está nuevamente en su Francia natal, enfermo y lleno de ilusiones para proseguir sus misiones populares. La revolución francesa le obliga a expatriarse en Alemania. Contagiado por el tifus, murió el 4 de mayo de 1793. Fue beatificado por Pío XII el 21 de noviembre de 1954. Su memoria se celebra el 4 de mayo.







Nace el 6 de diciembre de 1944 en Calderón, provincia de Pichincha. Vocación de La Providencia de Quito. Sus padres, Alfonso e Isabel, acogieron amorosamente a la niña hermosa de ojos lindos, de rostro angelical, de piel clara cual preludio de la blancura de su hábito de costa, cuando la “joven monja bella”, en La Inmaculada de Guayaquil, se estrenaba como maestra de las niñas y jóvenes guayaquileñas que no la han podido olvidar.
Fueron muchos años en que la disfrutaron, primero como maestra, luego como Rectora en dos ocasiones especiales y gestos imborrables que la grabaron para siempre en el corazón y memoria de quienes se beneficiaron de sus infalibles métodos que combinaban la didáctica, la ternura y firmeza. Como administradora, ejerció un liderazgo participativo que sumado a su amplia formación docente hicieron de sus períodos, años fructíferos de logros y metas cumplidas.
Así lo demostró también en el Colegio León Ruales de Mira como profesora y Vicerrectora, en La Inmaculada de Ambato y en La Providencia de Quito como Superiora-Rectora, donde dejó huella y obras materiales y espirituales que la perennizaron.



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